El proceso de las iniciaciones es la clave y el alma del método Reiki.

Todo ser humano, sólo con amor e intención, puede trasmitir la energía magnética vital a todo ser vivo mediante la imposición de manos.
Pero lo habitual en estos casos, y lo he comprobado con anterioridad a mi iniciación en Reiki, es que el donante de energía asuma de alguna manera, por los chakras de las manos, algo de la energía negativa o sintomatología del receptor. Esto lo saben todos aquellos que están experimentados en el intercambio energético.
Yo lo aprendí durante los primeros cursos de gemoterapia que impartí.
Cuando los asistentes y yo misma realizábamos la imposición de manos, aparecía con demasiada frecuencia hinchazón de las manos dadoras de energía, dolores de cabeza, tensiones musculares... eso debido a que se absorbía parte de la energía negativa del receptor al no tener armonizados los chakras.
Según la experiencia de Paula Horan, si durante la imposición de manos queda bloqueado en cualquier punto el flujo de la energía, ésta quedará en las manos del dador, asumiendo además en la misma zona, el dolor o sintomatología del receptor.
El practicante Reiki no absorbe jamás la energía del receptor, estando ésta siempre orientada al exterior, aparte de una energía residual almacenada en la región del plexo solar, que representa una cantidad de energía suplementaria. Eso se debe a las armonizaciones de los chakras y a la intención consciente del canal Reiki de ser solamente un túnel de luz. Un canal abierto desde la consciencia para la energía divina.
Es una ventaja también para el receptor que la energía siga un canal autónomo purificado, de forma que éste no está nunca en contacto con la energía del donante.
La clave está en el proceso de armonización de los chakras, efectuado en las iniciaciones. Éstas obran sobre el individuo abriendo un canal para la energía cósmica, que penetra en el chakra coronario hacia los centros de energía superiores y se escurre hacia las manos.

Comentarios

Entradas populares